lunes, 28 de noviembre de 2011

Momento reflexivo


Cuando  se es joven se piensa que tenemos el mundo en nuestras manos. Creemos poder vencer todos los molinos de viento que se nos presenten. Hacemos infinidad de planes y proyectos que pensamos ver realizados con el tiempo, y este como viajero incansable sigue su camino, y un día nos damos cuenta que a su paso, ha dejado huellas. Nos vemos en el espejo y nos damos cuenta que la juventud se está acabando. Hemos comenzado a pintar canas y nuestros rostros ya dibuja pequeñas arrugas.
Es así como vemos que nuestro tiempo en esta tierra se va limitando. Es entonces que queremos detenerlo. Si somos mujeres, buscamos las cremas milagrosas que puedan rejuvenecernos. Los caballeros también se sienta frustrados al darse cuenta que va perdiendo su blonda cabellera y para ello buscan el remedio que pueda evitar el problema.
Mas a pesar de que el tiempo pasa rápidamente y que tienen sus inconveniencias, hay que aprender a usarlo con sabiduría. Es verdad que nadie sabe cuánto vamos a estar sobre este mundo, pero  ¿estamos usando adecuadamente nuestra vida? ¿Que es en realidad lo más importante? ¿O se nos está pasando sin que dejemos una huella? es triste ver como hay personas que su estadía en este mundo paso sin pena ni gloria, como la arena del mar que se va de nuestras manos y no queda ni el recuerdo.
Hay quienes han pasado por esta tierra dejando valioso regalo y de esa manera siempre serán recordados porque sus obras hablan de ellos. No así aquellos que vivieron viendo pasar la vida sin aportar nada que los haga ser recordados. Nunca pudieron entender cuál había sido el propósito por el cual dios los trajo a esta tierra, donde pudieron vivir en forma adecuada. La vida es el maravilloso regalo que nos dio nuestro creador. Por tanto debemos saber apreciarla, es verdad que no sabemos cuando la vamos a dejar. Pero si tenemos la oportunidad de vivir el día de hoy, aprendamos a vivir con sabiduría, siempre agradecidos con dios quien hace posible  que estemos en este mundo gozando las múltiples bendiciones que nos imparte a cada instante. Sobre todo, demos amor a todos los que nos rodean, aprendamos a servir a nuestros prójimos, seamos misericordiosos y amables. Estos serán los valores por los cuales jamás seremos olvidados.
Si dio da este día, recibámoslo con gozo, y cuando termine, examinémonos. Pensemos si lo pudimos vivir correctamente. Si no, corrijamos nuestras actitudes si queremos ser recordados. De lo contrario quedaremos en el olvido.

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